Foro Juan Rulfo

sábado, 7 de agosto de 2010

Fin del primer Seminario

No resulta simple enumerar lo que me dejó el Seminario pues fueron varias cuestiones. Quizá lo primero que se me viene a la mente es el Pensamiento Complejo como tal. Si bien apenas tuvimos un primer acercamiento a éste, me sorprendió que hablara de la vida como un aprendizaje constante que a su vez es un proceso permanente de cambio. Me maravilló cuando me di cuenta de lo esperanzadora que resulta esta corriente; siempre se puede cambiar, siempre se puede mejorar. Tal vez la parte más complicada es vernos, reflexionar acerca de nosotros mismos, conocernos y aceptar el reto de mejorar sabiendo que jamás seremos perfectos ni estaremos acabados.
Otro de los asuntos que me dejó el Seminario tiene que ver con la importancia que el Pensamiento Complejo da a los otros, al entorno. Estar ahí, como parte de un grupo, me hizo conocer más al resto de los participantes, pero también a mí misma. Valoré nuevamente toda la responsabilidad que implica ser profesor y lo apasionante que puede resultar esta actividad. Me descubrí haciendo empatía con muchos de mis colegas en su visión de la educación, en sus pasiones y en sus miedos.
Considero que el objetivo que Rocío Ornelas nos planteó desde el principio se cumplió pues éste nunca fue desmedido: a partir de lecturas comunes intercambiamos ideas que nos llevaron a reflexionar acerca de nuestra práctica docente. Tal vez resulte impactante no salir del Seminario con soluciones simples ni recetas mágicas, sino con muchas cuestiones por solucionar, he ahí la complejidad; sin embargo, la oportunidad de evaluar nuestro qué hacer me parece un gran regalo, será responsabilidad de cada uno de los participantes decidir qué hará con lo aprendido, con lo desaprendido, con las dudas, las preguntas y su propio proceso.

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